Cubreradiadores de Madera Blancos, Originales y Modernos
¡Transforma tus radiadores en elegantes elementos decorativos con nuestros cubreradiadores!
Nuestros cubreradiadores no solo ocultan esos antiestéticos radiadores, sino que también añaden un toque de estilo y sofisticación a tu hogar. Con diseños modernos y funcionales, nuestros cubreradiadores se adaptan a cualquier estilo de decoración y brindan una apariencia pulida y ordenada a tus espacios. Además de su aspecto estético, también mejoran la seguridad al crear una barrera protectora alrededor de los radiadores, evitando el contacto accidental con superficies calientes.
Fabricados con materiales de alta calidad, nuestros cubreradiadores son duraderos y fáciles de limpiar, garantizando una larga vida útil.
¡No esperes más para darle un toque de elegancia a tu hogar mientras mejoras la funcionalidad de tus radiadores!
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Conviene que nos detengamos de forma más pausada en la enormidad de posibilidades de diseño que este producto te brinda, pues, de nuevo, para quienes desconozcan muchas de sus alternativas es difícil imaginar semejante abanico. El material de fabricación es la variación más evidente, pero una vez que se profundiza en la materia, podemos encontrarnos una infinidad de opciones que emplear.
Diseños originales en madera
Empecemos con uno de los materiales más comunes, por lo menos para nosotros, como es la madera. Esta no solo es cada vez más común en la decoración de interiores debido al toque de clase que proporciona, sino que presenta un acabado poroso que facilita el empleo de distintas pinturas, barnices o lacados, haciendo de ella un material versátil y sobre el que se puede trabajar con mucha flexibilidad. Además, puede amoldarse de forma muy sencilla a cualquier formato.
Una de las formas más habituales de emplearla es la construcción en madera maciza. En este caso, lo más normal suele ser no pintarla y dejarla como acabado natural, ya que aporta un toque de nobleza al acabado. No obstante, esto no quiere decir que no se lleven a cabo los distintos procesos de lijado, pulido y barnizado, indispensables para llegar a ofrecerte un producto de calidad que conserve todas sus cualidades teóricas.
Además, el empleo de maderas naturales suele dar lugar a una estructura muy estética. No es casualidad que el olivo o el wengué, una madera oscura de origen tropical, sean actualmente muy empleadas en el diseño de interiores, ya que dan lugar a un aspecto de lo más atractivo.
No obstante, no conviene dejar de lado el tablero de fibras de densidad media, la otra gran materia con la que acostumbramos a trabajar. Esta, también referida de forma habitual como MDF debido a sus siglas en inglés (Medium Density Fiberboard), está conformada por un aglomerado de fibras de madera y resinas de origen sintético. Estas son prensadas con el objetivo de dotar a la tabla de una densidad notablemente mayor a la habitual en los paneles de aglomerado más tradicionales o en la madera contrachapada.
La gran ventaja de este material es que, pese a ser bastante más barato, proporciona un acabado no muy diferente al de la madera rústica en términos de sofisticación. En este aspecto es, por contra, enormemente superior a los mencionados paneles de aglomerado o a la madera contrachapada, proporcionando una gran eficiencia si lo medimos en relación calidad-precio.
Con todo, su aspecto económico no es su única gran ventaja, ya que, al tratarse de un material con una superficie plana y sin ningún grano, resulta mucho más sencillo aplicar el proceso de lacado e incluso aplicar cola o adhesivos. La finalidad de esto último no es otra que la de permitir la colocación de chapados exteriores, de forma que se pueda imitar la apariencia de la madera maciza y otros materiales de forma más económica.
Más materiales
Sin embargo, pese a que la madera es nuestra especialidad, la lista no acaba ahí. De forma relativamente reciente, ha comenzado a popularizarse la introducción de nuevos modelos fabricados con aluminio o con lienzo tensado, materiales con los que pueden alcanzarse acabados de lo más novedosos.
Centrándonos en el aluminio, se trata de un metal que permite trabajar con paneles de un grosor muy pequeño, lo que reduce de forma enorme su peso y lo convierte en un material mucho más cómodo de usar. Además, se presta al empleo de diseños menos típicos como motivos florales o líneas sinuosas, permitiendo que adquieras cubrerradiadores que se salen de la tónica habitual y destacan por lo atrevido y rompedor de su apariencia.
Por otra parte, las estructuras de metal pueden emplearse a modo de cubículo para, posteriormente, cubrirlas con lienzo tensado. Al igual que en el caso anterior, nos encontramos con una opción que aligera el resultado final y que permite jugar con el diseño de forma más creativa. Es más, en este caso, esta última característica se potencia, ya que es posible darle un acabado con cualquier tipo de imprimación. ¿Una foto personal? ¿El lienzo de algún artista de mayor o menor renombre? Todo lo que se te ocurra será una posibilidad que hará a tu cubrerradiador brillar debido a su originalidad.
Tendencias y nuevos conceptos
Ya en lo referente a su estructura, también encontramos un rango de posibilidades más diverso de lo que podría suponerse en un primer instante. Para empezar, podemos elegir entre darle un aspecto de mueble tradicional, haciendo que llegue hasta el suelo para que cubra también el rodapié, o hacer que se mantenga a una cierta altura sobre la superficie. Esto puede conseguirse a través de enganches o sujeciones, dotando al conjunto de una apariencia más similar a la del radiador original.
No obstante, es su aspecto frontal el que aporta una mayor capacidad para innovar en el diseño. Pueden combinarse múltiples piezas para tratar de representar distintas formas geométricas, ya sean círculos, líneas rectas y/o onduladas o algunas más complejas. Además, también es habitual el empleo de celosías, que aportan un toque mucho más clásico.
Otra de las tendencias actuales pasa por tratar de integrar el producto con el resto de tu mobiliario. Esto se logra incluyendo en su parte frontal algunos elementos propios de otros de los muebles de la estancia, dando lugar así a cubrerradiadores con cajones, baldas, o puertas similares a las de los armarios. Esto dota al resultado final de un aspecto más orgánico en relación con el resto del hogar, evitando que su presencia pueda resultar llamativa y haciendo las delicias de aquellos que se decantan por un estilo de decoración más discreto.
Para gustos los colores
El color es, por supuesto, uno de los elementos que más variedades aceptan. Esto te permitirá adaptar tu cubrerradiador a los tonos que hayas empleado en tu hogar. Puedes hacerlo por similitud, haciendo que vaya en consonancia con las tonalidades dominantes en la habitación para que su presencia se sienta más natural; o por contraste, empleando colores menos habituales que, por su combinación con el resto, proporcionen un aspecto más llamativo y rompedor.
En este sentido, el cubrerradiador blanco acostumbra a ser uno de los más solicitados debido a la facilidad de este color para combinar con cualquiera que sea la decoración por la que hayamos optado. Su neutralidad es, por tanto, uno de sus puntos fuertes, pero no es ni mucho menos el único, ya que ayuda a reflejar la luz de la estancia y la dota de una luminosidad y un brillo difícilmente alcanzables con el empleo de otras tonalidades.
También tiende a ser habitual la elección de tonos crema, entendiendo como tales el blanco hueso, los amarillos pálidos, los tonos tierra, los sienas tostados claros, o incluso el color café con leche. Estos son muy versátiles a la hora de combinarse con otros colores o con estructuras de madera, y son los favoritos de quienes se decantan por la discreción a la hora de realizar sus elecciones. Dado su cariz acogedor y hogareño, no es de extrañar que así sea.
Las tendencias más recientes, no obstante, parecen decantarse más bien por tonos azul noche o verde ultramar, que, si bien pueden resultar algo extraños a primera vista, te ayudarán a estar a la vanguardia en lo que a elección cromática se refiere. Su éxito se debe a que son una gama que favorece la relajación y la tranquilidad, algo siempre deseable en estancias como el dormitorio o el salón, destinadas al reposo y a generar un ambiente cómodo y distendido tanto para el anfitrión como para potenciales invitados. Sin embargo, si prefieres decantarte por algo más tradicional, los colores cálidos han sido siempre una elección segura en este sentido.
Siguiendo con las nuevas corrientes, los tonos pastel parecen vivir un pequeño apogeo. Tanto los rosas como los azules o amarillos pálidos están ganando presencia y, aunque puede parecer que dotan a la habitación de una apariencia pueril o infantil, ¿no es ese un sentimiento que a todos nos gusta revivir de vez en cuando?
Con todo, se tratan, de nuevo, de colores quizás demasiado llamativos para algunos, que pueden preferir recurrir a otros más sobrios como el gris cálido. Esta puede resultar una elección interesante, ya que combina de maravilla con las maderas oscuras y se sale de la tónica habitual, aportando al hogar una fusión de originalidad, sencillez y elegancia que le sentará a la perfección.
Más almacenaje, más funcionalidades
A priori, cabría pensar que las opciones de almacenaje de un cubrerradiador son bastante reducidas y que se limitan a la balda superior. Esto en principio es cierto, pero si nos ponemos creativos, podemos expandir esta capacidad a la vez que añadimos elementos de diseño no existentes en el modelo original, ganando así en formas de empleo y en estética.
La inclusión de elementos propios del mobiliario es la manera más utilizada para conseguir dicho resultado. De esta forma, haremos que cubrir el radiador no sea la única función del producto, dotándolo de uno o varios complementos que extiendan sus posibles usos y hagan que su funcionalidad vaya más allá de la que sugiere su nombre.
Por ejemplo, podemos añadir una estructura con varias repisas tanto en la zona superior como en los laterales, otorgándole así una apariencia similar a la de una estantería y pudiendo emplearla para colocar distintos objetos. Estos pueden ir desde libros o discos a otros meramente ornamentales y decorativos, exactamente igual que lo que harías con una estantería de verdad.
Si, por contra, lo que buscamos es que el aspecto del cubrerradiador se asemeja más al de una cómoda, podemos emplear los laterales o la parte superior para incorporar un mueble con bureau en el que se incluyan distintos cajones. Así, ganarás también espacio para guardar diversos objetos, aunque en este caso pierde su propiedad ornamental debido a que estos no serían visibles. No obstante, ganarás en privacidad, ya que dichos cajones pueden incluso cerrarse con llave para evitar que sean abiertos sin tu consentimiento.
También podemos pensar a lo grande e incluir un mueble con aparador completo. Este iría situado sobre la zona que cubre la parte superior del radiador y, si bien su anchura y profundidad dependen del mismo, su altura puede llegar hasta el techo. Esto no solo aumenta enormemente tus opciones de almacenaje, sino que permite también combinar varias de las opciones que te aportan los elementos anteriores: cajones, estantes, baldas, e incluso nuevos añadidos como espejos o puntos de iluminación. Con esto, convertimos de forma definitiva el cubrerradiador en un mueble más, integrándose por completo en el mobiliario de la habitación en la que decidas ubicarlo.
Cambiando por completo de punto de vista, encontramos la posibilidad de incorporar un mueble zapatero. Debido a la altura a la que suelen encontrarse los radiadores, esta funcionalidad es bastante más coherente de lo que pueda parecer, pues basta con añadir unas puertas de tipo batiente que puedan guardar nuestro calzado.
Como vemos, las opciones son múltiples, y basta con usar la imaginación para encontrar la manera de multiplicar las posibilidades de tu cubrerradiador a la vez que consigues aportarle un componente de organicidad con el resto de la decoración. Con todo, las variaciones siguen y siguen: una estufa simulada integrada en el acabado, un mueble botellero que integre altavoces, bandejas e incluso espejos... ¿Qué más se te ocurre?
Los tipos más comunes
Dicho todo esto, es probable que la amplitud de opciones haya llegado incluso a abrumar a los primerizos. ¿Cómo elegir entre tanta variedad? Si la gama de posibilidades te sobrepasa, siempre es una opción atender a los tipos más habituales, ya que estos sirven para englobar diversos cubrerradiadores en función de si comparten o no muchas de las características mencionadas anteriormente.
Cubrerradiadores de madera
Estos son más habituales en ambientes y decoraciones rústicos, pero sus posibilidades son inmensas. Es más, el empleo de madera está comenzando a resultar muy habitual, lo que puede hacer que estos comiencen a adquirir una mayor popularidad.
Los cubrerradiadores de este tipo son de lo más prácticos, ya que son muy sencillos y rápidos de limpiar, acumulan mucho menos polvo que los de metal, y pueden ser muy longevos siempre y cuando hayan sido fabricados con una madera de calidad. Además, su mantenimiento es también bastante simple, ya que basta con aplicar barniz y un buen limado para que dé la sensación de estar como nuevo.
La madera de roble suele ser la más empleada, lo cual se debe a su firmeza y durabilidad. Su capacidad para mantener sus condiciones en cualquier entorno climático y su resistencia a la humedad refuerzan dichas virtudes, haciendo de él uno de los materiales más comunes y prácticos cuando se habla de cubrerradiadores.
Cubrerradiadores blancos
Un cubrerradiador lacado blanco es ideal para combinarlo con una decoración minimalista y moderna. Si este es tu caso, no dudes en barajarlos como una opción de lo más viable, aunque no conviene descartarlos si no lo es, ya que son de los modelos que con más facilidad se pueden hacer encajar en diversos entornos.
Estos cubrerradiadores son considerados los más elegantes, ya que prácticamente de forma instintiva tendemos a asociarlos con el buen gusto y la delicadeza. Esta virtud hace que se trate de un producto cuyo diseño difícilmente pasará de moda, ya que la elegancia es un valor siempre deseable.
Es más, se trata de un tono asociado a la pureza y la pulcritud que siempre sienta bien en cualquier vivienda, independientemente de cómo sea el resto de su decoración. Estamos, por tanto, ante una opción prácticamente infalible en este tipo de elementos.
Cubrerradiadores Modernos
De forma similar a los blancos, estos están ideados para ocupar un espacio en estancias que luzcan una decoración actual. No obstante, suelen estar fabricados con otros colores, normalmente más oscuros, dándoles un toque de distinción diferente, más discreto, pero igualmente elegante.
Están pensados también para lucir mejor con la colocación de elementos como libros o fotos que complementen su apariencia y les hagan resaltar. Su diseño, por otra parte, suele contener rejillas, y es habitual que estén fabricados con fibras de densidad media que los hagan más resistentes y duraderos gracias a la calidad que proporciona dicho material.
Cubrerradiadores Modernos
Lo antiguo no está reñido con lo elegante, de ahí que continúen existiendo cubrerradiadores que apuesten por un aspecto más similar al tradicional. Sin embargo, el gran mérito de estos es que consiguen adaptar dichos elementos a una estética más actual, haciendo que no desentonan en ningún tipo de decoración y dando lugar a una combinación que, sorprendentemente, se siente fresca y renovada. Más que clásicos, podríamos hablar de atemporales, ya que son diseños que nunca dejarán de funcionar si se saben adaptar a los tiempos que corren.
Mesa Cubrerradiador
Aquí nos encontramos ante una funcionalidad de lo más curiosa. Algunos cubrerradiadores cuentan con la opción de convertirse en mesa cuando se desee, ya sea desplegando una lámina o convirtiendo la tapa frontal en la mesa en cuestión. Esto no solo permite emplear dicha superficie, sino que asegura que las piernas estarán cerca de la fuente de calor, lo cual resulta ideal para aquellas personas que necesiten realizar alguna labor desde casa en un día frío y quieran asegurarse la comodidad que proporciona una buena temperatura.
Además, si la lámina que ejerce de mesa está desplegada, la parte destapada puede emplearse para almacenar diversos objetos. Por tanto, es posible que convenga mantener la superficie extendida incluso cuando no se está usando, ya que aporta una mayor capacidad de almacenaje y puede combinar bien con otros elementos de diseño o con el mobiliario de la habitación.
Mueble Cubrerradiador
Si, en lugar de optar por una mesa, te decantas por otros elementos anteriormente mencionados, como cajones o repisas, estaremos ante este concepto en el que el propio cubrerradiador acaba siendo casi secundario si se compara con el resto de características sumadas. Se trata de una decisión de lo más práctica, ya que puede adaptarse dichos añadidos a las necesidades de cada una de las habitaciones, dando lugar así a varios muebles cubrerradiadores distintos en función de lo que necesites en cada lugar.
Cubrerradiadores de diseño
Estos resultan ideales para quienes quieran decantarse por una estética más depurada y estilística. Encontramos aquí los modelos más sofisticados, pensados no solo para encajar a la perfección en un tipo de decoración o para no llamar la atención en la misma, sino para destacar por su belleza y engalanar la estancia con su mera presencia.
Tienden a caracterizarse por el empleo de colores suaves y un lacado brillante, aunque esto no significa que otras opciones resulten inviables. Con todo, estos no son las más habituales por casualidad, y es que están pensados para destacar en casi cualquier ambiente y resaltar el mismo, haciendo que la habitación crezca gracias a ellos.
No hablamos, por tanto, de un producto ideado simplemente para esconder el radiador. Ni siquiera estamos ante un elemento funcional a la par que discreto. Estos cubrerradiadores llevan la elegancia por bandera y, cada uno a su manera, hacen de su presencia un plus en todos los niveles.